El Papa Francisco volvió a presidir la misa del Domingo de Ramos en la Plaza de San Pedro en Roma, un día después de salir del hospital. Ante miles de fieles reunidos en la plaza, el Papa habló sobre la importancia de no abandonar a los "abandonados" del mundo actual. "También yo necesito que Jesús me acaricie", confesó el Papa con la voz aún débil y algo ronca.

El Papa hizo un llamado a tener ojos y corazón para los abandonados y marginados de la sociedad, recordando a un mendigo muerto en su columnata como una encarnación actual de Cristo. En su discurso, el Papa destacó la necesidad de no marginar a nadie y de buscar a Jesús en los abandonados y solitarios.

El Papa Francisco también habló sobre los "cristos abandonados" en el mundo actual, incluyendo a pueblos enteros explotados y abandonados, pobres que viven en los cruces de las calles, emigrantes que ya no son rostros sino números, presos rechazados, personas catalogadas como problemas, niños no nacidos, ancianos dejados solos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, y jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche su grito de dolor.

La aparición pública del Papa fue su primera después de una bronquitis que lo hizo ingresar al hospital Gemelli de Roma. El Papa recibió el alta el sábado y pudo presidir la misa del Domingo de Ramos e inaugurar la Semana Santa. Protegido por un largo abrigo blanco y con los paramentos rojos propios de esta época, el Papa meditó sobre las palabras de Jesús en la Cruz, "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

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